dimarts, 28 d’agost del 2012

Comidillas de viejas

Os sentaréis frente al fuego y juzgaréis como si fuerais un Dios, uno que no ve vuestras crueldades de sentimientos, ocultos sólo a vuestros ojos. La envidia os correrá por las venas para escupir quimeras envenenadas por vuestro deseo de saciar la venganza. Simplemente para sentirse mejor.  Os vestiréis de blanco sin pensar que la sangre que provocaréis se incrusta entre los tejidos más profundos de un ser, y arremeteréis contra los colores que perturban vuestras creencias antes de probar cómo de bien se siente una en ellos. Calcularéis vuestros pasos para ir a la una y tensaréis la cuerda sin piedad, pisando a aquél que caiga al pasar. Y os reiréis, para sentir la corona en vuestra frente y rozar con el poder de sentarse arriba. ¡No os mintáis a vosotras mismas!, no estáis ni por encima ni por debajo de ellos, sois trabajadoras como ellos, sois plebeyas y esclavas de vuestro veneno, no sois mejores, quizás peores hasta el momento en que se revelen y os coman atizando vuestras pezuñas, ahora inofensivas, al fuego que vosotras provocásteis en pleno verano.
Entonces, ellos, probaran vuestro asiento y se sentirán mejor. Correrá el vino entre sus venas y fumaran hierbas sin permiso a sus raíces, sin respeto. Empezaran con unas ramitas para ir a buscar luego un tronco vivo, usaran cerillas de plástico y sin querer, como quién pisa una piedrecita, se encontraran encontrando a quien no piense como ellos para rasgarles poco a poco sus pieles intactas. Crecerán sin darse cuenta envueltos en ese fuego y arrebozaran a aquél que se atreva a quebrantar las reglas que ellos juraron no imponer. Crecerán y se multiplicaran, y ya de viejos, harán sus comidillas que tantos antepasados hicieron para sentirse más grande contra aquellos que no los sonrían.
Simplemente para sentirse mejor.

Y cuando me harte, cuando se me acaben las opciones de vivir en paz humildemente y cuidar como pueda mis hermanos, primos y desconocidos, cuando se me acaben las ideas y la fuerza para proteger el bienestar de los que se les notan las venas en el cuello, cuando os intente reflexionar y en un intento de haceros cambiar la piel para que empatizéis de una maldita vez acabe simplemente defendiendo a los otros o las otras, tan buenas y tan malas como vosotros, cuando entonces vosotros me veáis ingenua, débil o cobarde, cuando os cuestione, y os haga subir los colores...
... entonces, sólo ante vuestros ojos rojos me volveré la peor de todas ellas.
Será entonces cuando en vez de quemarme en la hoguera como antaño, por miedo a mi visión afilada y contundente, por miedo a mi imaginación que me hace volar sobre la escoba, por miedo a mi mirada insolente, por miedo a que me vuelva contra vosotros en merced de los otros, por miedo a que en un último respiro decida que es mejor esperar unos siglos para renacer en un mundo en que la humanidad aprenda a tolerarse y aceptarse y luche contra lo que es realmente importante, contra los que nos oprimen en sus bacanales de derroches mientras nos morimos de hambre; entonces, será entonces cuando al ver mi mirada empapada en lágrimas, cuando no duerma por las noches aullando desesperación, será entonces cuando los que me aman, al no conocer otra opción, creerán que lo mejor es encerrarme en una nevera donde batas blancas sin mirarme a los ojos ni decirme palabra me darán fármacos esperando a que hagan resultado provechoso en mi y sea capaz de vivir en una sociedad como ésta.

No más, ¡SE ACABÓ!!!
Sobrevivo entre duendes, ninfas y murciélagos, con la generosidad de Tesla y el mago cibernético que convierte piedras en tesoros; regando plantas que crecen y plantas que mueren, oliendo flores y meando en rincones, con baños de aguas que corren y se llevan mi mierda; plasmando mi locura en creaciones degustativas, fotográficas y literatas embastadas con hilos que al tensarlos se rompen.
Y no me importa que me veáis como la peor de ellas.

Expressar o morir